Archicofradía del Carmen (Sevilla)

Archicofradía de Nuestra Señora del Carmen, Milagroso Niño Jesús de Praga, Esclavitud del Señor San José y Santa Teresa de Jesús.

Iglesia del Santo Ángel (Sevilla).

Fundación

Los primeros datos nos llevan hasta la fundación del Convento de la Misericordia del Carmen y Santo Ángel de la Guarda de Carmelitas Descalzos en 1587 gracias a la iniciativa de San Juan de la Cruz. Como es costumbre en todos los conventos de la Orden se instaura una cofradía dedicada a fomentar la devoción a su Reina y Patrona, Nuestra Señora del Carmen. El primer dato de su existencia lo tenemos del año 1591, cuando se va a levantar la actual iglesia al buscar el patronazgo que costee los gastos, se entra en trámites con la colonia genovesa que vive en Sevilla. Al detallar los acuerdos se especifica que “se tengan por cofrades de la cofradía de Nra. Sra. del Carmen que tiene la comunidad establecida”. Es, por tanto, una de las más antiguas de la ciudad y que tiene continuidad hasta hoy, siendo la única Archicofradía, es decir, de la que han nacido otras hermandades del Carmen en Andalucía.

A lo largo de los siglos su presencia se documenta en el templo con sus cultos y procesión por los alrededores del convento. Ocupa la primera capilla en la entrada, en el compás, con puerta que se abría independientemente de la iglesia, por lo que se le podía rezar gran parte del día, denominándosele “de la portería”. En el siglo XIX crece con fuerza su devoción, como prueba de que su Novena aparece como la principal en la ciudad, así aparece en el Boletín Diocesano de los años 1865 y 1880, por ejemplo. La Orden Tercera protagoniza este auge al contar entre sus filas con personas destacadas como D. Joaquín de Urbina, cuya Señora se convierte en camarera y bienhechora de la Venerada Imagen del Carmen. Suele procesionar en un pequeño paso los cuartos domingos de mes por las naves del templo, además de su salida procesional por las cercanas calles del templo.

Deja de procesionar a mediados del siglo XX y se recupera su procesión el 17 de julio de 1994 gracias a un grupo de jóvenes que deciden apostar de nuevo por esta antigua devoción de gloria carmelitana. Su hermandad no desaparece, gracias a la Orden Tercera, sino que incluso agrega a la Archicofradía del Milagroso Niño Jesús de Praga y recupera la antigua Esclavitud del Sagrado Corazón de San José, añadiendo a Santa Teresa como titular.

Imagen de la Santísima Virgen del Carmen

La imagen de la Santísima Virgen es una talla de candelero perteneciente al segundo tercio del siglo XVIII, siendo la imagen del Niño un poco anterior y de la escuela italiana. Es una imagen de gran belleza, cuyo rostro maternal esboza una leve sonrisa y en el que destacan sus hermosos ojos. De gran finura es la talla del Niño y las manos de la Virgen. Se ubica en hermosa capilla propia, cubierta con artesonado renacentista del siglo XVI, flanqueada por las tallas de Santa María Magdalena de Pazzi y el Beato Franco de Sena. Los conventos de carmelitas descalzos suelen contar con dos imágenes del Carmen, una de grandes dimensiones para el camarín central, en el caso de Sevilla la obra maestra de Cristóbal Ramos, y la que procesiona, titular de la Archicofradía.

Ajuar y paso de la Virgen

Posee un rico conjunto de hábitos y capas, destacando el llamado “de la Condesa”, Sra. de Urbina, de ricos brocados tejidos a mano en el siglo XVIII y XIX. Cuenta con otros con sencillos bordados para diario. Dos hábitos bordados en oro, uno del siglo XVIII, y el hábito rico de salida, bordado por Mercedes Castro en 2009. Posee varias capas de camarín y la de salida, bordada igualmente por Mercedes Castro entre los años 2007 y 2009, de gran valor en el uso de la hojilla y demás técnicas.

La orfebrería de la imagen es muy valiosa, posee juego de coronas en plata, de mediados del siglo XVIII, así como los escapularios de la misma época. Particularmente destacable es el ajuar de sus joyas, el llamado aderezo de esmeraldas, formado por una quincena de broches en oro y esmeraldas, uno de los más importantes de la ciudad y de los más antiguos, ya que se data a mediados del setecientos, regalo de alguna de sus camareras.

El resto de piezas de plata de la imagen, como la original ráfaga y la media luna, labradas por Orfebrería Triana bajo la dirección de D. Juan Borrero, siguen el mismo diseño de rocalla del siglo XVIII, al igual que los bordados, todo ello bajo el diseño del P. Juan Dobado, Prior del Convento.

La orfebrería del paso se debe a Juan Fernández, en alpaca plateada con letanías, candelabros arbóreos, jarras y alta peana. Destaca el Ángel de la Guarda, en plata, del mismo taller, y el llamador, estrenado en 2009, de Juan Borrero y diseño de Sergio Cornejo. El faldón delantero lleva un escudo del Carmelo Descalzo bordado a finales del siglo XIX de gran valor.

Entre las insignias destaca el estandarte con valioso bordado del siglo XIX que representa a la Virgen del Carmen. La bandera de la Archicofradía presenta un antiguo medallón con el escudo de la Orden bordado en el siglo XVIII. La bandera de la Orden Tercera o Seglar presenta bordados en sedas y remata con una bellísima imagen del Carmen cincelada por Seco Velasco.

Niño Jesús de Praga

La Archicofradía del Milagroso Niño Jesús de Praga se funda a comienzos del siglo XX contando con diversas imágenes que repiten el modelo del Santuario carmelitano de Praga hasta que en 2006 Fernando Aguado talla el bellísimo Niño que sale en procesión el domingo más cercano a su fiesta, el 25 de enero. Posee un variado ajuar acorde a los tiempos litúrgicos, destacando el vestido de brocado del siglo XVIII para el día de su salida procesional. La corona es una valiosa pieza en plata sobredorada, que sigue el modelo de corona imperial praguense, elaborada por Juan Fernández, adornada con rica pedrería. Su bandera está confeccionada por antiguos bordados del siglo XIX.

Santa Teresa de Jesús

Se incorpora como titular desde el año 2007 en que Francisco Romero Zafra talla el original grupo escultórico que representa la Transverberación de Santa Teresa. El ángel de talla completa, perfectamente anatomizado, se enriquece con ricas telas, mientras que la Santa, imagen de candelero, va ataviada con el hábito sencillo de las carmelitas descalzas. Indumentaria que cambia el día de su salida por ricos brocados y mantilla de chantilly, siguiendo la costumbre de los conventos de la Orden al vestir a la Santa de gala. Lleva los antiguos respiraderos del paso de la Virgen, de los cuartos domingos, interesantes piezas de orfebrería de comienzos del siglo XX.